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Abundan en cambio el juramento falso y la mentira,
el asesinato y el robo,
el adulterio y la violencia,
y se comete homicidio tras homicidio.
Por eso, el país está de luto;
se quedan sin fuerzas los que viven en él;
y con los animales salvajes y las aves
mueren también los peces del mar.

El Señor acusa a los sacerdotes

Dice el Señor:
«¡Que nadie acuse ni reprenda a otro!
Mi pleito es sólo contra ti, sacerdote.

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